El General San Martín condujo el grueso del ejército, sin embargo, la artillería debió ser conducida por el Paso de Uspallata. Durante 1815 y 1816 se realizó el Cruce de los Andes, San Juan se comprometió por intermedio de su Cabildo a formar un batallón de 500 soldados. Para ello se ordenó el reclutamiento voluntario y obligatorio de hombres. Sin embargo, el grueso de lo que sería la División Norte, al mando del Teniente Coronel Juan Manuel Cabot, se integró con voluntarios que se iban sumando al paso de la columna por parte del territorio sanjuanino. La expedición llevaba más de 1.500 animales y armamento.
Además San Juan, aporto oficiales y soldados, milicianos y arrieros, pólvora y víveres. A pedido del General San Martín, en San Juan el Teniente Gobernador José Ignacio de la Roza implementó impuestos a los vinos y aguardientes que se vendían fuera de la provincia con el fin de recaudar fondos.
Las mujeres sanjuaninas se encargaron de tejer paños, donaron joyas y objetos de plata labrada, mientras todos los que podían entregaban dinero, caravanas, aguardiente y vino, pasas de uva, harina, trigo, maíz, jabón, aceitunas, mulas de silla y carga, caballos, cueros de vacuno, monturas, ponchos, barriles, toda la existencia de estaño e incluso esclavos negros. El vecindario entregó todo lo que poseía y fue sometido a una contribución extraordinaria, mientras el Convento de Santo Domingo fue cedido para cuartel de las tropas.
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